Recuerdos de una fecha con sabor a música
Ahora es cuando me toca felicitar el año, ¿no?
Feliz año pues. A ellos, a ellas y a aquel, por supuesto. Con casi un mes de retraso u once de adelanto según veamos el vaso medio lleno o medio vacío. Todo vale.
Ya dije hace un par de mensajes que estaba de mudanzas. Digamos que estoy dando mis últimos coletazos en forma de palabras en esta página que ha sido testigo de tantos sentimientos míos. Pero no perderé los artículos ni por supuesto las respuestas que me dieron a cada momento. Guardaditas en cofre añejo y con la llave en la mano por si las moscas.
Es curioso esto de las fechas. Uno vive y vive sin mirar el reloj. Ni siquiera el calendario. Pero de repente alguien te da un toque en la espalda y te recuerda qué día es hoy. O ayer. O mañana tal vez. Pero la cuestión es cada jornada es efeméride de algo, cada 22 de Enero seguramente tuve una sonrisa o una lágrima y eso no lo puedo dudar. Y supongo que mañana también será aniversario de alguna canasta marcada, alguna peli que me impactó o algún grupo nuevo que salió a la luz. Como son las cosas. Por ejemplo, hacer un par de días mi Dianita me preguntó que si sabía que día era. "Jueves"- respondí.
No, no era por el jueves. Al fin y al cabo, los jueves más allá de esas reuniones con mi madre/hermano/amigo (Antonio) para comer pizza y ver telebasura -y lo bien que lo pasamos- no tienen nada de particular. Quizás lo que ella quería hacerme ver es que era día 20. Pues vale, muy bien.
Ni idea pues. Poco más y me lo tiene que hacer con esquemas en un papel. "Recuerda tal día como hoy hace un año". Juro que no me acordaba... hasta que ví el CD. Ese maldito y maravillo CD.
Recuérdome llorando como un estúpido el diecinueve de enero del año pasado. "Infinita tristeza" llamaba yo al impotente artículo. Puedo decir que no eran días de sonrisa en cara precisamente. Más bien tristes, tristísimos. Ese veinte de enero decidí "empezar una vida nueva". Ya lo sé, suena a tópico, a anuncio de Coca Cola, a promesa de nochevieja y a mil tonterías más de esa índole. Pero tenía los ojos demasiado humedecidos como para seguir así sin cambiar nada.
E hice el CD. Un CD que tampoco era nada fuera de lo común, pero que hoy es muy especial para mí. Comienza con el reflejo de mis lágrimas disfrazado tras inocente melodía de mano de La Buena Vida con su "Qué nos va a pasar" (remember Nastrut), luego ese himno no oficial de la alegría depresiva por parte de Los Delinqüentes que se titula "El aire de la calle" (yo nunca lloro porque vivo en Carnavales... dichoso aquel) y continua con el buen homenaje que le hacen al mítico "¿Por qué te vas?" de Jeanette los locos de Ataqque77.
Continúa esta mezcla rara e incoherente con "La Chispa adecuada" de Los Héroes y con el "Me estoy quitando" de Extremoduro. Supongo que el culpable de esta sucesión sin orden lógico se remonta a unos veinte días antes de la creación de este disco y a esa Nochevieja tan mágica en la que volé con cada canción. La sexta y séptima canción ("Como ali" y "Yira, yira") son un toque más de argentinidad con Los Piojos como culpables. Y llega la octava. Un poco más de freakismo al lote, por favor. Metemos a Peret con Dusminguet cantando ese "Y no estaba muerto" que tanto juego da escuchar en un coche o con unos amigos. Supongo que tras tanta tristeza contenida frivolizar un poco no venía mal. Y más justo antes del grandioso "Trae ese ron" de Violadores del Verso.
Ya dije que esa canción es como un bálsamo para mí cuando estoy cabreado. "Eviten morir de rabia" escribía hace más de un año en otro enfadado artículo en esta página con esta canción como testigo de primera mano.
Cambio de chip. Antes de meternos en el universo psidélico de White Stripes y su "Seven Nation Army" pegaba un cambio tranquilo, que diría cierto político. La templada voz del árabe Idir es un maravilloso predulio a ese incesante sonido de los Stripes sinónimo de vuelos psicodélicos nocturnos de dudoso proceder. Y para no perder la inspiración un fabuloso "Jerk it out" de los Caesar´s Palace que tras tanta depresión me hacía pensar que mientras hayan canciones que me hagan reaccionar nada estará perdido.
Como perdido en un viejo CD estaba ese "1969" con sabor a televisión en blanco y negro y a manifestación hippy que cantan en un interminable episodio The Vines. Que al menos le calman a uno algo para afrontar con más garantías ese "Hate to say i told you so" de The Hives. No me quiero poner ni melancólico ni redundante pero pocas canciones tienen tanto sabor al Zeppelin (descanse en paz), a cerveza de cuatro duros compartida por amigos y a saltos en la oscuridad como ésta que suena. Lástima que tal pub se cerrase y con él se llevase tantos momentos vividos en la intimidad de la multitud.
Pero como dirían los míticos Queen... "Show must go on". Supongo que pocas veces dos canciones tan diferentes sonarán de forma seguida, pero creo que es una buena forma de reflejar mi estado de ánimo de aquellos días. Tantas ganas de llorar como de pasar página, tantas ganas de esconderme como de saltar y aspirar a sonreír. Y ese intento de auto-convencerme de que no todo estaba perdido.
Para continuar con la paranoica composición de semejante disco pocas cosas pegaban tanto (o tan poco, tanto monta, monta tanto) como el "Dope show" de Marilyn Manson. No sé si es el mismo show al que Queen se refería hace cinco minutos pero estoy de acuerdo en qué había que continuarlo. Por suerte, decisiones como esta son tan personales como intransferibles y ese tipo de show, aunque de manera mucho más esporádica, moderada y controlada no murió jamás. Hasta hoy, al menos.
Hablando de "show", de "dope" y demás parafernalia de verde color, un poco de reggae no viene mal. Y más si es un reagge tan intimista como suave. Porque este "Star" de 08001 no sé yo si huele a porro o a ensalada, pero sí que sé que solo se puede escuchar en una playa con unos amigos, en un local con cuatro gatos o en a través de unos cascos para dormir soñando quién sabe qué. La canción no está cantada para nadie. Esta semi-versión en homenaje al bueno de Marley no va para las masas ni para miles de oídos sordos sino para sólo para mí. O para tí tal vez.
No podían faltar los greñudos de Liverpool. Volvieron a tocar juntos para mí ese "I wanna hold your hand" ya que yo, ese día, a pesar de tanta tristeza, quería agarrarla y no soltarla nunca. Seguir llorando tal vez pero de su mano y a poder ser con esta canción de fondo.
O con la 19º canción del CD, un "Go with the flow" de Queens of the Stone Age. Otro homenaje a los vuelos mentales de mitad de noche, a ojos cerrados soñando y construyendo imágenes al son de la música, a caladas (in)controladas sin más testigo que mis ojos.
Supongo que la última canción refleja perfectamente mis sentimientos de aquel día. Tal vez ese epílogo del disco sea el mejor resumen posible del mismo y de todas las canciones que le preceden. Ese "Paint it black" de The Vines (otra vez ellos) huele al viejo "no me voy a quedar quieto aquí llorando sin hacer nada", pero a la vez destila pesimismo, pintando de negro los antiguos sueños y las coloridas esperanzas que se habían escapado...
O no. Quizás no se escaparon del todo. Me alegra haber hecho el CD ese día y haberlo titulado con un simple "20 de Enero". Pero aún mucho más me hace feliz haberle regalado ese disco a Diana un 7 de Abril (el día que empezó este sueño sin guión) y escucharlo junto a ella. Ayer fue símbolo de tristeza. Hoy... es simplemente reflejo de lo que nos costó empezar pero de lo bello que es el sufrimiento si hay final feliz. Aunque tiene más de feliz que de final porque esta historia, amigos míos, no ha hecho más que comenzar.
Nos veremos por aquí... o en mi nuevo destino. Sin duda.
Veinte de enero,
veinte canciones.
Veinte sueños
que había que soñar...
Feliz año pues. A ellos, a ellas y a aquel, por supuesto. Con casi un mes de retraso u once de adelanto según veamos el vaso medio lleno o medio vacío. Todo vale.
Ya dije hace un par de mensajes que estaba de mudanzas. Digamos que estoy dando mis últimos coletazos en forma de palabras en esta página que ha sido testigo de tantos sentimientos míos. Pero no perderé los artículos ni por supuesto las respuestas que me dieron a cada momento. Guardaditas en cofre añejo y con la llave en la mano por si las moscas.
Es curioso esto de las fechas. Uno vive y vive sin mirar el reloj. Ni siquiera el calendario. Pero de repente alguien te da un toque en la espalda y te recuerda qué día es hoy. O ayer. O mañana tal vez. Pero la cuestión es cada jornada es efeméride de algo, cada 22 de Enero seguramente tuve una sonrisa o una lágrima y eso no lo puedo dudar. Y supongo que mañana también será aniversario de alguna canasta marcada, alguna peli que me impactó o algún grupo nuevo que salió a la luz. Como son las cosas. Por ejemplo, hacer un par de días mi Dianita me preguntó que si sabía que día era. "Jueves"- respondí.
No, no era por el jueves. Al fin y al cabo, los jueves más allá de esas reuniones con mi madre/hermano/amigo (Antonio) para comer pizza y ver telebasura -y lo bien que lo pasamos- no tienen nada de particular. Quizás lo que ella quería hacerme ver es que era día 20. Pues vale, muy bien.
Ni idea pues. Poco más y me lo tiene que hacer con esquemas en un papel. "Recuerda tal día como hoy hace un año". Juro que no me acordaba... hasta que ví el CD. Ese maldito y maravillo CD.
Recuérdome llorando como un estúpido el diecinueve de enero del año pasado. "Infinita tristeza" llamaba yo al impotente artículo. Puedo decir que no eran días de sonrisa en cara precisamente. Más bien tristes, tristísimos. Ese veinte de enero decidí "empezar una vida nueva". Ya lo sé, suena a tópico, a anuncio de Coca Cola, a promesa de nochevieja y a mil tonterías más de esa índole. Pero tenía los ojos demasiado humedecidos como para seguir así sin cambiar nada.
E hice el CD. Un CD que tampoco era nada fuera de lo común, pero que hoy es muy especial para mí. Comienza con el reflejo de mis lágrimas disfrazado tras inocente melodía de mano de La Buena Vida con su "Qué nos va a pasar" (remember Nastrut), luego ese himno no oficial de la alegría depresiva por parte de Los Delinqüentes que se titula "El aire de la calle" (yo nunca lloro porque vivo en Carnavales... dichoso aquel) y continua con el buen homenaje que le hacen al mítico "¿Por qué te vas?" de Jeanette los locos de Ataqque77.
Continúa esta mezcla rara e incoherente con "La Chispa adecuada" de Los Héroes y con el "Me estoy quitando" de Extremoduro. Supongo que el culpable de esta sucesión sin orden lógico se remonta a unos veinte días antes de la creación de este disco y a esa Nochevieja tan mágica en la que volé con cada canción. La sexta y séptima canción ("Como ali" y "Yira, yira") son un toque más de argentinidad con Los Piojos como culpables. Y llega la octava. Un poco más de freakismo al lote, por favor. Metemos a Peret con Dusminguet cantando ese "Y no estaba muerto" que tanto juego da escuchar en un coche o con unos amigos. Supongo que tras tanta tristeza contenida frivolizar un poco no venía mal. Y más justo antes del grandioso "Trae ese ron" de Violadores del Verso.
Ya dije que esa canción es como un bálsamo para mí cuando estoy cabreado. "Eviten morir de rabia" escribía hace más de un año en otro enfadado artículo en esta página con esta canción como testigo de primera mano.
Cambio de chip. Antes de meternos en el universo psidélico de White Stripes y su "Seven Nation Army" pegaba un cambio tranquilo, que diría cierto político. La templada voz del árabe Idir es un maravilloso predulio a ese incesante sonido de los Stripes sinónimo de vuelos psicodélicos nocturnos de dudoso proceder. Y para no perder la inspiración un fabuloso "Jerk it out" de los Caesar´s Palace que tras tanta depresión me hacía pensar que mientras hayan canciones que me hagan reaccionar nada estará perdido.
Como perdido en un viejo CD estaba ese "1969" con sabor a televisión en blanco y negro y a manifestación hippy que cantan en un interminable episodio The Vines. Que al menos le calman a uno algo para afrontar con más garantías ese "Hate to say i told you so" de The Hives. No me quiero poner ni melancólico ni redundante pero pocas canciones tienen tanto sabor al Zeppelin (descanse en paz), a cerveza de cuatro duros compartida por amigos y a saltos en la oscuridad como ésta que suena. Lástima que tal pub se cerrase y con él se llevase tantos momentos vividos en la intimidad de la multitud.
Pero como dirían los míticos Queen... "Show must go on". Supongo que pocas veces dos canciones tan diferentes sonarán de forma seguida, pero creo que es una buena forma de reflejar mi estado de ánimo de aquellos días. Tantas ganas de llorar como de pasar página, tantas ganas de esconderme como de saltar y aspirar a sonreír. Y ese intento de auto-convencerme de que no todo estaba perdido.
Para continuar con la paranoica composición de semejante disco pocas cosas pegaban tanto (o tan poco, tanto monta, monta tanto) como el "Dope show" de Marilyn Manson. No sé si es el mismo show al que Queen se refería hace cinco minutos pero estoy de acuerdo en qué había que continuarlo. Por suerte, decisiones como esta son tan personales como intransferibles y ese tipo de show, aunque de manera mucho más esporádica, moderada y controlada no murió jamás. Hasta hoy, al menos.
Hablando de "show", de "dope" y demás parafernalia de verde color, un poco de reggae no viene mal. Y más si es un reagge tan intimista como suave. Porque este "Star" de 08001 no sé yo si huele a porro o a ensalada, pero sí que sé que solo se puede escuchar en una playa con unos amigos, en un local con cuatro gatos o en a través de unos cascos para dormir soñando quién sabe qué. La canción no está cantada para nadie. Esta semi-versión en homenaje al bueno de Marley no va para las masas ni para miles de oídos sordos sino para sólo para mí. O para tí tal vez.
No podían faltar los greñudos de Liverpool. Volvieron a tocar juntos para mí ese "I wanna hold your hand" ya que yo, ese día, a pesar de tanta tristeza, quería agarrarla y no soltarla nunca. Seguir llorando tal vez pero de su mano y a poder ser con esta canción de fondo.
O con la 19º canción del CD, un "Go with the flow" de Queens of the Stone Age. Otro homenaje a los vuelos mentales de mitad de noche, a ojos cerrados soñando y construyendo imágenes al son de la música, a caladas (in)controladas sin más testigo que mis ojos.
Supongo que la última canción refleja perfectamente mis sentimientos de aquel día. Tal vez ese epílogo del disco sea el mejor resumen posible del mismo y de todas las canciones que le preceden. Ese "Paint it black" de The Vines (otra vez ellos) huele al viejo "no me voy a quedar quieto aquí llorando sin hacer nada", pero a la vez destila pesimismo, pintando de negro los antiguos sueños y las coloridas esperanzas que se habían escapado...
O no. Quizás no se escaparon del todo. Me alegra haber hecho el CD ese día y haberlo titulado con un simple "20 de Enero". Pero aún mucho más me hace feliz haberle regalado ese disco a Diana un 7 de Abril (el día que empezó este sueño sin guión) y escucharlo junto a ella. Ayer fue símbolo de tristeza. Hoy... es simplemente reflejo de lo que nos costó empezar pero de lo bello que es el sufrimiento si hay final feliz. Aunque tiene más de feliz que de final porque esta historia, amigos míos, no ha hecho más que comenzar.
Nos veremos por aquí... o en mi nuevo destino. Sin duda.
Veinte de enero,
veinte canciones.
Veinte sueños
que había que soñar...
5 comentarios
Javier -
Estoy por ponerme a hacer ese CD...
Albert -
Petonets.
Dani -
Un abrazo :)
Yuri Gagarin -
Helena -
Feliz Año...
Besos.Adios.