Por la carretera...
Pedaleo y pedaleo sin cesar en esta estúpida bici en la que ni yo sé cuándo me monté. La meta es Julio y cuesta llegar, la verdad.
Entonces entre que se desvanecerán los exámenes, la Eurocopa (¡Vamos Letonia! :D)y sobre todo las "responsabilidades", podré sentirme tranquilo.
Sí, cierto es que el asqueroso calor este (joder, debería de haber alguna ley que prohíba al tiempo superar los treinta grados) aumentará aún más, pero tendré tiempo para escribir, ya no habrá excusas para no utilizar este refugio de palabras dementes, volveré tras varios meses al vicio más confesable y más verde (Consumid con moderación, recordad niños), podré leer mucho más, llegarán los conciertos/festivales, regreserán las paranoias, las ideas imposibles y utópicas y el paraíso de las incoherencias más bellas para mí volverá a abrirse.
A pedalear hasta Julio pues.
Mientras tanto, una alegre sorpresa. Esa diosa por la que ahora pedaleo, por la que mi corazón late, mis ojos lloran y mi boca sonríe se acerca cada segundo más a mis brazos. 400 kilómetros nos separan ya, en 2 horas serán unos 200 y con suerte en cuatro horas (no corras mucho Diana :D) estaremos finalmente juntos. La carretera nos separa. La carretera nos une. Por la carretera llega mi ilusión.
Será solo una tarde, una noche.
Pero necesito mirarla a los ojos como el vivir, necesito beberme un ron en el Sonic a su lado o escuchar en su coche cualquier canción que nos guste a los dos mientras me da la mano.
Saludos, mañana os contaré :).
Entonces entre que se desvanecerán los exámenes, la Eurocopa (¡Vamos Letonia! :D)y sobre todo las "responsabilidades", podré sentirme tranquilo.
Sí, cierto es que el asqueroso calor este (joder, debería de haber alguna ley que prohíba al tiempo superar los treinta grados) aumentará aún más, pero tendré tiempo para escribir, ya no habrá excusas para no utilizar este refugio de palabras dementes, volveré tras varios meses al vicio más confesable y más verde (Consumid con moderación, recordad niños), podré leer mucho más, llegarán los conciertos/festivales, regreserán las paranoias, las ideas imposibles y utópicas y el paraíso de las incoherencias más bellas para mí volverá a abrirse.
A pedalear hasta Julio pues.
Mientras tanto, una alegre sorpresa. Esa diosa por la que ahora pedaleo, por la que mi corazón late, mis ojos lloran y mi boca sonríe se acerca cada segundo más a mis brazos. 400 kilómetros nos separan ya, en 2 horas serán unos 200 y con suerte en cuatro horas (no corras mucho Diana :D) estaremos finalmente juntos. La carretera nos separa. La carretera nos une. Por la carretera llega mi ilusión.
Será solo una tarde, una noche.
Pero necesito mirarla a los ojos como el vivir, necesito beberme un ron en el Sonic a su lado o escuchar en su coche cualquier canción que nos guste a los dos mientras me da la mano.
Saludos, mañana os contaré :).
1 comentario
Di -